Muchos años atrás, camino del trabajo, vi un rótulo que decía "Se vende" pegado en un edificio. Le dije al compañero que iba conmigo "¡Se imagina lo que es llegar a la empresa y ver ese rótulo!" Él me dijo "¡Eso nunca va a pasar!". Su respuesta era contundente porque la empresa era muy sólida y llevaba muchos años de existir. Hice la broma porque también estaba seguro de su poder y estabilidad por lo que era ridículo pensar que declinarían. Casi 20 años después sucedió lo que nunca sucedería: la empresa perdió su estabilidad y tuvieron que venderla. Hasta la fecha me parece que no es cierto. Pero sucedió como muchas otras cosas que creí no sucederían.
Cuando estuve en situaciones desesperadas, pensé que nunca saldría de ellas. Pero quedaron atrás. Todo va quedando atrás, tanto lo que me causó pena como alegría. La ira, el dolor, la euforia y todas las demás emociones son pasajeras. Ver todos esos cambios me enseña a no aferrarme. No doy nada por sentado. Puede que mañana o dentro de unos instantes sucedan cambios radicales que jamás hubiera previsto. De niño jamás me hubiera imaginado que el curso de la vida me llevaría a ser una persona tan distinta de lo que era en ese entonces. También me he llevado la sorpresa de que lo que auguraba para otros, no resultó lo que en ese momento me parecía obvio.
Lo que sucede ahora no es determinante y el futuro puede ser algo muy diferente a lo que me imagino. Por eso no creo expectativas sobre él y nada más espero a que las cosas sucedan como deban de suceder.
C.G.
Cuando estuve en situaciones desesperadas, pensé que nunca saldría de ellas. Pero quedaron atrás. Todo va quedando atrás, tanto lo que me causó pena como alegría. La ira, el dolor, la euforia y todas las demás emociones son pasajeras. Ver todos esos cambios me enseña a no aferrarme. No doy nada por sentado. Puede que mañana o dentro de unos instantes sucedan cambios radicales que jamás hubiera previsto. De niño jamás me hubiera imaginado que el curso de la vida me llevaría a ser una persona tan distinta de lo que era en ese entonces. También me he llevado la sorpresa de que lo que auguraba para otros, no resultó lo que en ese momento me parecía obvio.
Lo que sucede ahora no es determinante y el futuro puede ser algo muy diferente a lo que me imagino. Por eso no creo expectativas sobre él y nada más espero a que las cosas sucedan como deban de suceder.
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