No puedo
decir que cuando veo al pasado todo es negativo. Guardo buenos recuerdos
especialmente de la gente maravillosa que Dios puso en mi camino. Me ofrecieron
su consuelo y apoyo que les agradeceré siempre. Nunca ha faltado gente que
vaya a mi lado y que me haya ayudado a crecer, aunque conociera poco o nada
sobre cómo ayudar a un afectado por el alcoholismo de otra persona. Su amor tocó
mi alma haciéndola crecer.
He encontrado
muy gratificante compañía en Al-Anon. El solo hecho de estar junto a personas
cuyo fin es auto mejorarse me produce una sensación de sobrecogimiento. Su
bondad e interés que muestran cuando recurro a ellos me devuelve el ánimo.
Alimentan mi creencia que todas las personas en el fondo son buenas, a
diferencia de hace años atrás cuando cada persona la consideraba una amenaza.
Me devuelven la fe en la humanidad y me motivan a amarla.
Mi Poder
Superior me habla a través de la misma gente que ha enviado. Puede sonar como
una fantasía si les contara que cuando pedí una respuesta o una palabra de
ánimo, alguien llegó para decirme lo que necesitaba. Y sin embargo ha sucedido.
Recordarlo me produce estremecimiento y me maravillo que Dios cuide tan
exquisitamente de mí, cuando antes pensaba que, en el mejor de los casos, tenía
mi situación en lista de espera ¡Imaginarse que aún mi fe flaquea! Pero dada mi
condición humana, no es de extrañar.
Quisiera
volver a ver a las personas que me apoyaron pero que por diversas
circunstancias nos distanciamos. Algunas ya habrán muerto. Les daría las
gracias y les contaría que su solidaridad para conmigo no fue en vano, aunque
no creo que necesiten escuchar mi agradecimiento ni que su trabajo rindió fruto.
Lo mejor que puedo hacer, y es lo que a ellos les gustaría que hiciera, es
continuar su legado de amor dándolo a otros.
C.G.
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