Abiertamente
les digo que mi temor, mi falta de firmeza y mi tendencia a sentir que no soy
merecedor de lo bueno, ha estimulado a gente abusiva a usarme a su antojo. Es
triste sentir que tu vida es una mina de oro que otro está aprovechando. Pero
no he sido víctima, sino cómplice. No siento culpabilidad al decir esto, pero
sí pesar. Analizando mi vida, veo que he atraído a ella personas que responden
a mi forma de ser. No me gustó lo que recibí, pero
no revisé lo que yo estaba ofreciendo.
Ahora quiero tener una forma de ser
positiva que atraiga también personas positivas. También al tener pensamientos
predominantes positivos, mi situación tenderá a ser positiva. No quiero ser un
basurero, sino un cofre donde se guardan joyas.
Quiero dar al mundo algo bueno
y aunque no espere nada a cambio, inevitablemente recibiré cosas buenas
empezando por mi propia recuperación. Por eso
sigo en la lucha.
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