lunes, 12 de enero de 2015

Aprendiendo del pasado

En Al-Anon comprendí cabalmente la sentencia de que los que ignoran la Historia están condenados a repetirla. El pasado se va, pero sus enseñanzas permanecen. Son un regalo fruto de una experiencia que es la que me hace evolucionar.  No puedo permitirme ignorarlas. Hay momentos en que  cegado por el ímpetu me siento tentado a pensar "esta vez será diferente" aunque sé que no lo será. Hago a un lado la razón y le permito a la fantasía ocupar su lugar. Se enfrentan la experiencia y la terquedad. Si le doy la espalda a lo aprendido, mis posibilidades de éxito disminuyen. No me conviene una vuelta atrás. El sano juicio se inclina por usar lo aprendido en medio de las fuertes protestas de mi neurosis.
 El inventario personal me ayudó a aprender de mí mismo. Ese repaso por mi vida acompañado por mi padrino arrojó nueva luz sobre varias de sus facetas. Me vi con nuevos ojos los que me dieron nuevas perspectivas. Ese mejor conocimiento de mi historia me ha sido de gran utilidad. La lección aprendida durante el análisis de mis acciones y sus efectos me sirve de guía para realizar mis acciones presentes y planear mis acciones futuras.
El porvenir es incierto. No por eso no debo estar preparado lo mejor posible para él, Nada me garantiza obtener los resultados planeados, pero los proyectos basados en un sano aprendizaje tiene mejores posibilidades de éxito que los nacidos de la imprudencia.

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